«Permaneced en mi Palabra»: Celebrando el V Domingo de la Palabra de Dios

Un llamado a la reflexión y al crecimiento espiritual: El V Domingo de la Palabra de Dios nos invita a profundizar en la Sagrada Escritura y fortalecer nuestra fe.

Cada tercer domingo del Tiempo Ordinario, la Iglesia Católica celebra la riqueza de la Palabra de Dios. Instituido en 2019 por el Papa Francisco a través del motu proprio Aperuit Illis, el Domingo de la Palabra de Dios destaca la importancia central de la Sagrada Escritura en la vida de cada cristiano.

Este año, bajo el lema «Permaneced en mi Palabra» (Jn 8,31), las comunidades católicas de todo el mundo se unen en la celebración de este evento significativo. La elección de este versículo del Evangelio de Juan nos invita a reflexionar sobre la necesidad de arraigarnos en la Palabra de Dios para fortalecer nuestra fe y relación con el Señor.

Desde su institución, el Domingo de la Palabra de Dios se ha convertido en una oportunidad para que las Iglesias locales organicen diversas actividades que resaltan la relevancia y el valor de la Palabra divina. Lecturas especiales, charlas, estudios bíblicos y momentos de oración son solo algunas de las iniciativas que fomentan la comprensión y el aprecio por las Escrituras.

La elección de la fecha, el tercer domingo del Tiempo Ordinario, no es casualidad. En ese momento litúrgico, la Iglesia nos invita a sumergirnos más profundamente en la Palabra de Dios, reconociendo su papel vital en nuestra vida cotidiana y en la construcción de nuestra identidad como discípulos de Cristo.

Al reflexionar sobre el lema de este año, «Permaneced en mi Palabra», se nos recuerda la importancia de cultivar una relación constante con la Sagrada Escritura. La Palabra de Dios es luz en medio de la oscuridad, guía en momentos de incertidumbre y fuente de consuelo en tiempos de aflicción.

En este V Domingo de la Palabra de Dios, cada fiel es llamado a renovar su compromiso con la lectura y meditación de las Escrituras, buscando no solo el conocimiento intelectual, sino también la transformación espiritual. Al permanecer en la Palabra de Dios, encontramos un anclaje sólido en nuestra fe y nos convertimos en testigos vivos de su amor y verdad en el mundo.

Que este Domingo de la Palabra de Dios sea un momento de gracia y renovación espiritual para todos los fieles, inspirándonos a vivir de acuerdo con la voluntad divina y a compartir la luz de la Palabra con aquellos que buscan esperanza y orientación en sus vidas.