Escalada de tensiones en Medio Oriente
El conflicto entre Israel e Irán, originado en la revolución islámica de 1979, toma un nuevo giro con el reciente ataque militar israelí a instalaciones nucleares en suelo iraní. Analistas advierten sobre el riesgo de una escalada regional.
En la madrugada de hoy, Argentina se vio sacudida por la noticia del ataque perpetrado por Israel contra diversas bases militares en Irán. Este suceso marca un punto crítico en la ya tensa relación entre ambos países, desencadenada hace décadas por eventos históricos que han moldeado el panorama geopolítico de Medio Oriente.
Según el análisis del licenciado en Ciencias Políticas, Gustavo Tarragona, en su columna semanal en Radio Corazón, la rivalidad entre Israel e Irán se remonta a la Revolución Islámica de 1979, liderada por el ayatolá Jomeini, que derrocó al Shah y estableció una república islámica en Irán. Desde entonces, Irán adoptó una postura de rechazo hacia el Estado de Israel, rompiendo relaciones diplomáticas y respaldando activamente a grupos como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Tarragona destaca que esta rivalidad se intensificó ante la percepción de Irán de estar rodeado por enemigos, incluyendo a Israel y Arabia Saudita. En respuesta, el régimen iraní ha desarrollado una estrategia para protegerse de posibles ataques, apoyando a grupos aliados en países como Líbano, Siria, Irak y Yemen, conformando lo que se conoce como el «eje de la resistencia iraní».
Israel, por su parte, ha llevado a cabo acciones ofensivas contra Irán y sus aliados, incluyendo ataques en terceros países y operaciones encubiertas. Se señala el incidente de 1992 en Buenos Aires, donde la Embajada Israelí fue objetivo de un atentado atribuido al grupo Jihad Islámica, afín a Irán, y el asesinato del líder de Hezbollah, Abbas al-Musawi, supuestamente por servicios de inteligencia israelíes.
El licenciado Tarragona resalta la obsesión de Israel por detener el programa nuclear iraní, temiendo que eventualmente adquieran armas nucleares. Se menciona el desarrollo del virus informático Stuxnet, atribuido a Israel y Estados Unidos, que causó daños significativos en instalaciones nucleares iraníes en la década del 2000, así como ataques cibernéticos y con drones atribuidos a Irán.
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