Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz

En su mensaje para la 61a Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa Francisco destaca la importancia de escuchar la llamada divina y ser peregrinos de esperanza en un mundo marcado por desafíos.

El Santo Padre Francisco ha dirigido un mensaje conmovedor con motivo de la 61a Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, subrayando la relevancia de considerar el don invaluable de la llamada que cada individuo recibe del Señor. En un mundo donde la búsqueda de la felicidad es un anhelo constante, el Papa invita a reflexionar sobre cómo escuchar esa llamada no es un deber impuesto desde fuera, sino más bien una oportunidad para alimentar el deseo de plenitud que reside en cada corazón humano.

La jornada, que se celebra este 21 de abril, es un recordatorio para agradecer a aquellos que han respondido fielmente a la llamada divina, ya sea dedicando sus vidas al servicio de los demás como madres, padres, trabajadores comprometidos con la justicia y la solidaridad, o personas consagradas que ofrecen su existencia al servicio de Dios. Es también una ocasión para instar a los jóvenes a dejarse cautivar por Jesús y plantearle sus inquietudes más profundas, encontrando en Él la fuente de la verdadera felicidad.

En el contexto actual, marcado por desafíos globales como la amenaza de conflictos armados, la crisis migratoria y el aumento de la pobreza, el Papa Francisco destaca la importancia de ser peregrinos de esperanza y constructores de paz. Ser peregrinos significa tener claro el objetivo, pero también concentrarse en el presente, desprendiéndose de cargas inútiles y luchando contra el cansancio y la incertidumbre que puedan surgir en el camino.

El mensaje del Papa resuena con un llamado a la valentía, instando a cada individuo a involucrarse activamente en la construcción de un mundo mejor, donde reine la paz, la justicia y el amor fraterno. En un momento donde la indiferencia y el individualismo amenazan con encerrar a las personas en una prisión de apatía, el Papa nos despierta a la realidad de que todos tenemos algo que dar y algo que recibir, independientemente de nuestra situación.