La culpa en la crianza: Cuando ser padres no significa ser perfectos
En su columna semanal sobre familia y afectividad en Radio Corazón, María Pía del Castillo, directora ejecutiva de la Fundación Padres, puso el foco en un sentimiento tan común como pesado: la culpa en la crianza. Invitó a los padres y madres a transformar ese peso en aprendizaje y a reconocer que el amor, más que la perfección, es lo que realmente marca el camino.
“Hoy quiero hablarles de una palabra que pesa mucho, que pesa más que una mochila llena de piedras. La culpa”, arrancó Del Castillo en el aire de la radio del Arzobispado de Paraná.
La especialista explicó que la culpa en la crianza es tan habitual como el cansancio: “Siempre sentimos que podríamos haber hecho algo mejor, haber tenido más paciencia, haber escuchado más”. Sin embargo, advirtió que ese sentimiento “no construye”, porque “la culpa inmoviliza, paraliza, te deja enganchado en lo que ya pasó y no te permite mirar hacia adelante. Y criar, en definitiva, es un camino hacia adelante”.
Frente a esta realidad, propuso algunas claves para reconciliarse con las decisiones tomadas. Primero, entender que la perfección no existe: “Somos padres y madres reales, no perfectos. Nos equivocamos porque somos humanos. Y eso, lejos de dañar a nuestros hijos, les enseña algo valioso: que la vida también se trata de aprender de los errores”.
Otra de las ideas planteadas fue mirar la intención, más allá del resultado: “Si nuestra decisión nació del amor, entonces fue una buena decisión. También, en ese momento, con las herramientas que teníamos”.
Del Castillo animó a convertir la culpa en aprendizaje, preguntándose qué se puede hacer distinto la próxima vez, y a ejercitar el perdón hacia uno mismo: “Criar no es seguir un manual, es navegar tormentas y días apacibles, pero siempre con el mismo barco y el mismo horizonte”.
En su reflexión final, dejó una invitación práctica: antes de dormir, escribir alguna decisión del día que haya generado dudas y anotar tres razones por las que esa elección surgió desde el amor. “Hoy hice lo mejor que pude con lo que tuve. Mañana voy a intentarlo hacerlo mejor”, sugirió como frase para repetir en la intimidad del hogar.
“Recordemos siempre que la culpa mira para atrás. En cambio, el amor, el compromiso, la autoridad miran para adelante. Elijamos seguir amando y no culpándonos de decisiones que tuvieron la mejor de las intenciones. Mejores padres, mejores hijos, mejores argentinos”, concluyó.