El silencio que duele: una reflexión sobre el bullying
La directora ejecutiva de la Fundación Padres, María Pía del Castillo, compartió en Radio Corazón una profunda reflexión sobre el bullying y el rol que los adultos deben asumir frente a este problema que no es “cosa de chicos”, sino una forma de violencia que deja huellas duraderas.
“Quiero que imaginen por un momento a un niño o una niña sentada sola en el recreo. No juega, no habla, no sonríe. Mira al suelo. Cada vez que se acerca a alguien, su cuerpo se tensa, sus hombros se encogen, su mirada se desvía. Ese niño o esa niña probablemente está viviendo algo que muchos subestiman. Puede estar siendo víctima de bullying y no, no es simplemente una etapa”, introdujo Pía del Castillo en su columna semanal sobre familia y afectividad.
Con palabras directas y sin rodeos, subrayó: “No es cosa de chicos. No es algo que se resuelve ignorándolo o esperando que pase. Es una forma de violencia que deja marcas profundas, muchas veces invisibles a simple vista, pero no por eso menos reales.”
El peligro del silencio
Uno de los ejes más fuertes de la reflexión fue el silencio que rodea al bullying: el de la víctima que teme hablar, el de los compañeros que no quieren convertirse en el próximo blanco y el de los adultos que prefieren no involucrarse. “El bullying crece en la oscuridad, crece en la complicidad de la indiferencia, crece en la comodidad de no involucrarse”, afirmó.
Víctimas y agresores que necesitan ayuda
Del Castillo también recordó que detrás de quien agrede suele haber heridas no atendidas: “El que agrede también necesita ser atendido, porque si solo lo castigamos sin comprender, estamos pateando el problema hacia el futuro.” La prevención —explicó— no se logra con expulsiones ni amenazas, sino con intervención, formación emocional, diálogo y adultos presentes.
Señales de alerta
A los padres, invitó a estar atentos a signos físicos y emocionales que pueden ser un pedido de auxilio: dolores de cabeza, insomnio, falta de apetito, cambios de humor, bajo rendimiento escolar o aislamiento. También llamó a preguntarse si nuestros propios hijos podrían estar agrediendo a otros.
El desafío de las redes
Hoy, el bullying no se limita a la escuela: “Ahora te sigue a casa, al teléfono, a la cama. El ciberbullying es una realidad que devasta. Y muchos padres ni siquiera saben lo que sus hijos están viviendo en la pantalla.”
Un compromiso de todos
La directora de la Fundación Padres fue clara: el bullying no es un problema de los chicos, sino de los adultos que deben enseñar con el ejemplo. “Cada palabra que decimos frente a un niño construye o destruye. Cada actitud enseña algo. Hagamos del hogar un refugio, hagamos de la escuela un espacio de encuentro, hagamos de nosotros mismos adultos comprometidos.”
Su reflexión concluyó con un llamado a la acción: “El bullying no se combate con campañas esporádicas ni con frases bonitas en carteles. Se combate todos los días, en casa, en la calle, en la escuela, en las redes. Hagamos de la empatía un acto de valentía. Mejores padres, mejores hijos, mejores argentinos.”
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